ir al índice general (web actualizada) |
|
|
... porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más ... (SANCHO. Quijote, 11, cap. 74.) Me llamarán, nos llamarán a todos.Tú, y tú, y yo, nos turnaremos, en tornos de cristal, ante la muerte. Y te expondrán, nos expondremos todos a ser trizados ¡zas! por una bala. Bien lo sabéis. Vendrán por ti, por ti, por mí, por todos Y también por ti. (Aquí no se salva ni dios. Lo asesinaron.) Escrito está. Tu nombre está ya listo, temblando en un papel. Aquel que dice: abel, abel, abel ... o yo, tú, él ... Pero tú, Sancho Pueblo, pronuncias anchas sílabas, permanentes palabras que no lleva el viento...
|
PIE PARA EL NIÑO DE VALLECAS DE VELÁZQUEZ Bacía, Yelmo, Halo,
Este es el orden Sancho De aquí no se va nadie.Mientras esta cabeza rota del niño de Vallecas exista, de aquí no se va nadie. Nadie. Ni el místico ni el suicida. Antes hay que deshacer este entuerto, antes hay que resolver este enigma. Y hay que resolverlo entre todos, y hay que resolverlo sin cobardías, sin huir con unas alas de percalina o haciendo un agujero en la tarima. De aquí no se va nadie. Nadie. Ni el místico, ni el suicida. Y es inútil, inútil toda huida (ni por abajo ni por arriba). Se vuelve siempre. Siempre. Hasta que un día (¡un buen día!) el yelmo de Mambrino -halo ya, no yelmo ni bacía - se acomode a las sienes de Sancho y a las tuyas y a las mías como pintiparado, como hecho a la medida. Entonces nos iremos Todos por las bambalinas: Tú y yo y Sancho y el niño de Vallecas y el místico y el suicida.
PULSA EN CADA AUTOR PARA LEER POEMAS SOBRE OBRAS PICTÓRICAS
|
O
DE MUJER; RÍO DE ORO
... Tántalo en fugitiva fuente de oro. (F. DE QUEVEDO)
donde, hundidos los brazos, recibimos un relámpago azul, unos racimos de luz rasgada en un frondor de oro. Cuerpo de la mujer o mar de oro donde, amando las manos, no sabemos, si los senos son olas, si son remos los brazos, si son alas solas de oro... Cuerpo de la mujer, fuente de llanto donde, después de tanta luz, de tanto tacto sutil, de Tántalo es la pena. Suena la soledad de Dios. Sentimos la soledad de dos. Y una cadena que no suena, ancla en Dios almas y limos. |
UN
RELÁMPAGO APENAS PULSA EN CADA UNO DE LOS AUTORES SIGUIENTES PARA LEER UN POEMA SOBRE EL BESO:
|
Por
los puentes de Zamora, |
ir al índice general (web actualizada) |