EL ANIMAL MORAL (I)


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(para ir a la segunda parte haz clic aquí)

Calle de un pueblo en GuatemalaLos seres humanos hemos desarrollado una gran cantidad de códigos y de normas morales. Estos códigos y normas han sido muy diferentes según en qué sociedades y en qué momentos se hayan creado. Pero hay algo que permanece: la necesidad que tenemos de ellos los seres humanos independientemente de la cultura, religión o sociedad en que estemos inmersos. La persistencia de esta necesidad nos lleva a buscar su causa más allá de la misma historia, más allá de la organización social, en la misma conformación biológica de la especie humana.

ANIMALES DE DISTINTO PELAJE

El ser humano es un animal. Podemos ubicarlo dentro de la clasificación de los tipos de animales y reconocer en él gran cantidad de características compartidas con otros animales que ocupan lugares cercanos en dicha clasificación. El ser humano es un primate y, como tal, posee capacidades físicas y estructuras de comportamiento que le permiten sobrevivir relacionándose con la realidad que le rodea. Su estructura biológica hace posible su supervivencia, pero también delimita la manera concreta en que ésta puede producirse.

actividad ACTIVIDAD 1: Busca información sobre el lugar que ocupa el ser humano en la clasificación de los animales y las características que tiene por ocupar ese lugar.

Cuando analizamos la conducta de los animales nos encontramos con patrones de acción fijos frente a las diversas situaciones en que se pueden encontrar. Dependiendo de la complejidad del animal y de su nivel de desarrollo, estos patrones son más o menos complicados y más o menos previsibles, pero tienen algo en común: la especialización. Los animales en general tienden a adaptarse a las situaciones en que se encuentran especializando y automatizando sus pautas de comportamiento y su estructura física. El proceso por el que se produce esta especialización es conocido como evolución, y se suele explicar por medio de la selección natural por la supervivencia de los más aptos o mejor adaptados al medio.

El resultado de este proceso es un tipo de conducta caracterizada por el ajuste al medio: una continuidad entre la situación real y la conducta del animal. Así, por ejemplo, el animal hambriento, ante la presencia de diferentes estímulos, reconoce como comida sólo aquellos que la especialización propia de su especie le ha llevado a considerar como tal. Y no sólo eso, ante un estímulo reconocido como comida, el animal hambriento desarrollará una estrategia de caza o recolección específica. La especialización permite a los animales sobrevivir en las condiciones para las que están especializados, pero limita las condiciones ambientales para las que el animal está preparado.

Por otra parte, hay animales cuyo proceso de ajuste al medio no consiste en la especialización, sino en la versatilidad. Estos animales buscan la eficiencia en la supervivencia variando de estrategia según el tipo de situación al que se enfrentan, gracias a lo cual evitan las limitaciones de la especialización. Las respuestas de estos animales son más flexibles y sus hábitos varían dependiendo de las zonas y los grupos en que se encuentran. Un ejemplo de este tipo de animales es el chimpancé, que elabora distintas soluciones a los mismos problemas de supervivencia, los comunica a sus congéneres y es capaz de aprender los de chimpancés traídos de otras zonas. El ajuste al medio de los animales no especialistas es menor, pero no debemos confundir esta característica con una independencia total del medio. Los animales de este tipo también parten en su proceso de adaptación de un comportamiento ajustado. Es cierto que existe flexibilidad en ese ajuste, pero no libertad o distanciamiento del medio.

En el ser humano la no especialización y la versatilidad de respuesta ante el medio es enorme. Es cierto que también en él existen mecanismos de respuesta automáticos parecidos a los de los animales en general (agresividad, acecho, huida...), pero estos toman formas muy diversas, a veces derivadas del grupo humano del que forman parte los individuos, a veces originales, innovadoras y autónomas. Esta caracterización como experto de la no especialización es la que ha llevado a diferenciar al ser humano del resto de los animales y a considerarlo como un ser que de alguna manera se despega de la animalidad. Es esto lo que se ha querido indicar definiendo al ser humano como animal racional, animal superior o animal social. Aunque estas definiciones deben tomarse de un modo relativo: no podemos afirmar de un modo terminante que el ser humano sea el único animal capaz de relaciones grupales organizadas, respuestas flexibles ante el medio y conocimiento. La diferencia parece estar en el grado y complejidad en que posee estas cualidades en relación a los otros animales, incluso a los considerados más cercanos a él.

En este sentido se dice que el animal está ajustado al medio, reaccionando de forma instintiva a los estímulos del mismo, mientras que el ser humano está abierto al mundo. Con este concepto de apertura lo que se destaca es la capacidad propiamente humana de considerar la situación y el medio, comprenderlos según un sistema de significados o conocimientos y, finalmente, elegir o inventar la respuesta que se considera más apropiada.

actividad ACTIVIDAD 2: Pon un ejemplo de una respuesta especializada al cambio de clima de las estaciones y un ejemplo de respuesta no especializada.

Esta capacidad humana de la apertura es la que posibilita la moral y la que distingue al ser humano del resto de los animales. Sobre esto reflexionaremos en la segunda parte de esta sección.


Carlos Portillo Fernández.  correo
Última revisión: marzo de 2005